Hay personas que, heridas,
convertirse pretenden en una
isla y, alejadas del resto, vivir
en total asepsia.
Nadie dijo que fuera fácil la vida,
sin manual de instrucciones llegamos,
pero a fuerza de equivocarnos,
es que aprendemos.
Para no sufrir, nada quieren
saber de amores, ni asumir
riesgos.
Se convierten así, en meros
espectadores de su propia
existencia; no penan, pero
tampoco gozan.
Dicen vivir en desapego,
y quietos permanecen,
mientras la vida pasa.
Pero, practicar el desapego,
no significa no sentir nada,
sino vivir plenamente, y aún
reconociendo el miedo, dejarlo
atrás sin dedicarle, ni un minuto
más, de nuestro tiempo.
No des nada por supuesto,
no todo es blanco o negro, entre uno y otro hay matices, además de
otros colores.
Rosa Lázaro Alfonso
21/07/2017