domingo, 22 de octubre de 2017

LLORA, GRITA, BAILA.




No te extrañe si, por momentos, pasas de estar contento a quebrarte en amargo llanto, de estar aparentemente sereno a sentirte, al siguiente instante, por una intensa furia arrebatado.

Tal vez te preguntes, ¿qué me sucede? ¿Acaso he enloquecido de repente? No, aunque lo parece.

Por experiencia sabes que cuando una enfermedad te aqueja —ya sea física o del alma— tiene un mismo proceso: incubación, brote y curación.

Si nos afecta el cuerpo, así lo tenemos asumido, pero no cuando del alma se trata.

En este caso, no hay medicamento que galeno alguno pueda recetarte, salvo que la amorosa paciencia cultives y aceptes que todo es parte de tu proceso de sanación.

Cada cual tiene el suyo, aprende a reconocer cual es el tuyo. No importa si un día tan amargo lloras que tus lágrimas parezcan no tener fin, y al siguiente, a la vida sonríes como si nada hubiera pasado.

Sí, si que ha sucedido, pero sonríes porque al llorar de tan amarga manera, comprendes que has liberado la pena y el inmenso dolor que en tus adentros guardabas, producto de incontables sinsabores acumulados, en esta vida, o en otras.

¿Te imaginas lo que sería de ti si retienes semejante dolor en tus entrañas?

Así que, no importa lo que puedan decir o pensar de ti, llora, grita, patalea o baila, pero saca la pena fuera.




Rosa Lázaro
©2017






jueves, 12 de octubre de 2017

OTOÑO




Es otoño, suave viento, dulce sonido. Con 
apenas un murmullo, de los árboles caen
las marchitas hojas y, delicadamente, a
sus pies se posan.

Es tiempo de recogimiento, de limpiar el 
traje que nos protegerá del frío invierno.

Antes de que éste llegue, me siento
a contemplar este hermoso paisaje,
grabarlo quiero en mi memoria y en
mi retina para que me acompañe,
cuando los ojos cierro, cada una de
mis frías noches, y en mi soledad,
me reconforte.

Volveré a ver entonces, esa imagen
que hoy he contemplado rodeado de
montañas, desde allí arriba, en lo más
alto sentado.

Percibiendo, con todos mis sentidos,
esa querencia grata que en el valle
yace, feliz recuerdo, sin duda, de otros
momentos vividos.

Añoranza, tal vez, de algún que otro beso 
compartido, del que casi puedo notar
su aliento, y ese sabor....



09/10/2017